La samba es un género musical creado en Brasil con orígenes africanos. Es la música tradicional Brasileña y símbolo inequívoco de fiesta. Esta música es un elemento imprescindible en las fiestas del Carnaval, pues todas las personas se suman al ritmo de la samba y son hipnotizados por el frenesí que ocasiona, generando con su cuerpo cautivadores movimientos que hipnotizan a cualquier persona que se considere un espectador. Este género tiene pasos de baile muy característicos, y se ejecuta, en su manera más tradicional, con atuendos típico de las culturas del país amazónico (o al menos eso creía). En el 2016, en la ciudad de Río de Janeiro, el mundo presenció una nueva manera de interpretar la samba, con pasos peculiares y una vestimenta que no se parece en nada a los atuendos tradicionales brasileños.
Simone Biles nació el de 14 de marzo de 1997. Un contexto complicado arropó su infancia causando que no viviera con sus padres, sino con sus abuelos, y en su lugar fue criada por sus abuelos. De pequeña demostró tener una fascinación por la gimnasia, por lo que iba en las tardes a las afueras de un gimnasio llamado Bannon´s Gimnastix y observaba a las y los atletas realizar sus entrenamientos. Al hacerlo, ella imitaba los movimientos que veía, poco a poco desarrollando sus habilidades dentro de este deporte. Hasta que un día una entrenadora del gimnasio vio a la pequeña y su gran potencial decidiendo entonces enviar una carta a los abuelos de Simone para conseguir su autorización para que ella pudiera unirse al gimnasio y comenzar su entrenamiento como gimnasta.
Y es así como todo inició. Biles demostró tener una habilidad nata para practicar la gimnasia, pues además de desarrollar su talento de manera acelerada, al sufrir lesiones, se recuperaba de ellas con una velocidad poco común.
Simone desarrolló una preferencia, así como maestría, por las pruebas de piso, barra de equilibrio, salto, así como por las individuales del “all around”. En sus inicios participó en competencias a nivel nacional en Estados Unidos, mismas que ganó sin muchas complicaciones, por lo que posteriormente cambió de escenarios. En 2013 participó en el campeonato del mundo realizado en Bélgica, del cual salió con cuatro medallas colgadas sobre su cuello(dos de oro, una de plata y una de bronce). La promesa de poder ser una estrella desaparecía y en su lugar, Biles empezaba a cobrar brillo propio, era una realidad
La joven, con 19 años de edad llegó a los juegos olímpicos de Río de Janeiro con un palmarés nunca antes visto: Era la primera atleta en ganar tres medallas de oro en el “all-around”, a nivel mundial, en años consecutivos(la rusa Svetlana Korkhina obtuvo tres medallas de oro pero no en años consecutivos). Las expectativas estaban en el cielo. El mundo de la gimnasia se sentó en la tribuna dispuesto a verse asombrado por Simone Biles.
Sabiéndose única en su especie, la gimnasta tomó la situación en sus manos e hizo de la competencia un juego de niños. En los primero días de competencia, logró conseguir el oro en la prueba del “all around” por equipos, superando al segundo puesto por unos descarados 8.209 puntos. A partir de ese momento dependía de sí misma, todas las siguientes pruebas que desempeñara las tendría que hacer sola, sin más ayuda que las instrucciones de su entrenadora antes de iniciar. Ella se despidió de su logró olímpico colectivo para darle la bienvenida al reconocimiento personal y exclusivo con que había soñado.
Se presentó al “all around individual”, y con la misma seguridad con que se plantó en el gimnasio, unas horas después lo hizo en el podio a la hora de recibir su segunda medalla de oro olímpica.
Posteriormente sumó su tercer medalla de oro en los aparatos, al sumar 15.966 puntos y haciéndonos entender a todos que ella no iba sólo a ganar, que era fuera de lo común, aún cuando lo común es el éxito.
Posteriormente vino la barra de equilibrio, prueba que desempeñó con gran maestría, pero un error la hizo caer de la barra, al igual que de su primer puesto, por lo que ese momento fue el único en que Simone Biles tuvo que esforzar su cuello para ver hacia arriba, desde el tercer lugar, a la medallista de oro.
Pero esto no pareció importarle, pues con tres medallas en su cuello e historia ya escrita, Simone se presentó, una vez más, en el gimnasio para asegurarse un lugar entre los más grandes deportistas de las historia.
Biles entra con soltura. Se detiene en la esquina del cuadrado que delimita el piso de la prueba. Se planta con la pierna izquierda cruzada por detrás de la derecha una mano en la cintura y la otra apuntando al cielo(¿Sabrá a dónde más apuntar?). El reloj empieza a correr, comienza el juego.
De pronto en el gimnasio olímpico comienza a escucharse samba, este género brasileño nada representativo de las personas de Estados Unidos, mismo con el cual Biles empezó a interpretar su coreografía.
Su rutina no lucía como un baile tradicional de samba, más bien fue una presentación ejecutada con gracia, sensualidad y excelencia. Llevó a cabo ejercicios de un grado altísimo de dificultad con una sonrisa constante en su rostro y denotaba la satisfacción plena ocasionada al ver los resultados exitosos de años de trabajo incesante.
Terminó su rutina con el cuerpo haciendo un arco y ocasionando que todos los presentes se levantaran de sus asientos y le rindieran el homenaje que se merecía. Había ganado su cuarto oro olímpico, todos lo sabían desde antes de ver los resultados de los jueces.
Simone Biles no posee antecedentes brasileños y durante toda su vida ha competido representando a Estados Unidos, es más, el uniforme que traía consigo era una adaptación de la bandera de las barras y las estrellas. Pero entonces ¿Por qué la samba?
La multicampeona olímpica no fue a los juegos a dejar una marca permanente, más bien se presentó al sur del continente americano con el objetivo de hacer de esos juegos olímpicos, sus juegos olímpicos. Ella no eligió una canción que la representara, sino una que fuera característica del país que llegó a conquistar. Con cinco medallas olímpicas y una canción, Simone Biles le demostró a Río de Janeiro que no sólo es una de las mejores gimnastas de la historia, sino que la mejor, y que siempre que una persona piense en los juegos olímpicos de 2016, pensará en ella y sus logros incomparables.
Espero en un futuro poder contar a los niños cómo una mujer de 19 años fue capaz de tomar un país en sus manos y meterlo a sus bolsillos a través del deporte; cómo es que en cuestión de días firmó su nombre con tinta indeleble sobre unos juegos olímpicos y cómo es que se puede llegar a un lugar siendo una promesa y salir de él hecho leyenda. En palabras de Simone Biles “My first Olympics and I’ve walked away with five medals: that’s not disappointing at all. It shows dreams can come true. I’m not the next Usain Bolt or Michael Phelps: I’m the first Simone Biles.” (Mis primeros juegos olímpicos y regreso con cinco medallas, no es decepcionante en lo absoluto. Esto demuestra que los sueños se pueden volver realidad. No soy el siguiente Usain Bolt o Michael Phelps: Soy la primer Simone Biles).
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