“Es la marca más espectacular que ha habido en la historia, de cualquier evento. De verdad, es la carrera más espectacular en la historia del atletismo.”
En el momento la afirmación del comentarista podía sonar a que se estaba dejando llevar por la emoción, un récord del mundo acababa de romperse, y de manera dramática, pero ¿Es para tanto? Al final del día eran los Juegos Olímpicos, si existe un escenario en que se ven eventos extraordinarios y sorprendentes, es aquí, por lo que la sorpresa exacerbada del comentarista parecía venir de un lugar personal más que objetivo.
Pero un poco de investigación y unión de puntos me hicieron ver que la carrera de 400 metros con vallas masculina en realidad pudo ser, hasta ese momento, el evento más espectacular en la historia del atletismo.
Vamos desde el principio.
La prueba de 400 metros con vallas es extremadamente complicada, le exige tanto a los atletas que, a diferencia de muchas otras, al momento del cierre, los corredores no son capaces de acelerar mucho. Hacen su mejor esfuerzo, pero difícilmente veremos momentos trepidantes con el atleta mostrando la técnica más pulcra y el ritmo más rápido de toda la carrera. Esta prueba exige una combinación de técnica, fuerza y precisión como ninguna otra. La cantidad de pasos entre una valla y la siguiente debe ser exactamente la misma, pues de no ser así, el ritmo se perderá y no llegarán a pasar la siguiente valla.
Puede que sea la suma de todos estos factores lo que causa que en esta prueba sea tan difícil romper los récords, o simplemente la marca líder que estaba era demasiado inalcanzable para todos los corredores, no lo podemos saber. Lo que sí sabemos es que, entre 1992 y 2021, el récord mundial de 46.78 segundos, se mantuvo intacto.
Fue hasta el primero de Julio de 2021 que Karsten Warholm, un noruego de 25 años, rompió la marca. Corrió la prueba en un tiempo de 46.70 segundos, agregando a su repertorio de títulos previamente obtenidos (2 veces medallista de oro mundial, medallista de oro en campeonato europeo, medallista de oro en campeonato europeo bajo techo) el corredor más rápido en la historia de los 400 metros con vallas. Por este motivo llegaba a los Juegos de Tokio como el favorito.
A pesar de ello, todo podía pasar, pues en la final se encontraba Rai Benjamin, quien al momento contaba con una medalla de oro mundial, una medalla de plata mundial y una marca personal de 46.83 segundos.
Todo por ganar.
“On your marks”
Suena el disparo de salida, primera valla y todos pasan al parejo. Segunda valla, Warholm empieza a separarse. A partir de ahí todas las vallas las pasa primero el noruego, la medalla de oro parece segura.
Al salir de la última curva, Rai Benjamin acelera, y en la penúltima valla se empieza a eliminar la distancia entre él y Warholm, uno contra uno. El campeón olímpico no se decide aún, la recta final tiene emparejados a estos gigantes del atletismo; y quien sea que ve la carrera necesita una toalla en las manos para secarse el sudor derivado del nerviosismo.
Última valla, Warholm la pasa un poco antes, aterriza, y su siguiente zancada es mucho más larga que las realizadas en toda la carrera: Iba por un cierre épico.
Rai Benjamin hace lo propio, extiende su zancada y se le ve dar un extra de energía que nadie sabe de dónde proviene, pero es inútil, el paso del Noruego es inalcanzable, ahora solo queda buscar el mejor tiempo posible.
Abderramahman Samba, de Catar, quedó en quinto lugar con una marca de 47.12. 47.12 segundos es un tiempo que lo convertiría en medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Londres, Beijing o Atenas; pero en estos juegos le bastó para un quinto lugar.
Yasmani Copello quedó en sexto lugar con una marca de 47.81 segundos, mismos que en Río lo volvían medallista de bronce, y en Londres, Beijing y Atenas, lo hubieran convertido en medallista de plata; en Tokio solo le alcanzó para un sexto lugar.
Allison Dos Santos, medallista de bronce, quedó a sólo dos centésimas del récord mundial previamente impuesto por Warholm un mes antes, y bajó por 6 centésimas el récord de 1992.
Rai Benjamin, medalla de plata, rompió el récord del mundo impuesto por Karsten Warholm un mes antes, por 53 centésimas. Bajó el récord mundial por 5 décimas.
De los ocho corredores presentes en la final, 5 lograron su mejor marca personal.
En la misma prueba se impusieron nuevos récords norteamericano, sudamericano y europeo (no había representante africano o de oceanía).
Karsten Warholm termina la final de 400 metros con vallas en 45.94 segundos, rompiendo su anterior récord por 76 centésimas. Voltea a ver el cronometro y se lleva las manos a la cabeza con una expresión de sorpresa desmesurada. Todo el mundo, incluso él, esperaba que ocurriera algo impresionante, romper el récord era un logro que estaba sobre la mesa; pero hacerlo por 7 décimas de segundo en una prueba en que, a lo largo de 29 años, sólo se había bajado por 8 centésimas, es una locura.
La magnitud del logro de Warholm se supo de inmediato, pero fue hasta poco después que verdaderamente entendimos lo que acababa de suceder. No sólo es la carrera en que más rápido se han corrido lo 400 metros con vallas, sino que es la mejor carrera en la historia de 400 metros con vallas. Nunca antes se había visto un podio con semejantes tiempos. Nunca antes se había visto romper tantas marcas en una sola carrera y tener logros tan impresionantes de parte de todos los competidores.
Al Warholm haber roto el récord del mundo, se confirmó como el mejor de la historia, pero el escenario en que lo hizo, planteándose frente al contexto más complicado de la historia (con un grupo de atletas desempeñándose de manera sobrehumana logrando marcas sobrehumanas), hace que las palabras del comentarista “Es la marca más espectacular que ha habido en la historia, de cualquier evento. De verdad, es la carrera más espectacular en la historia del atletismo” cobren otro sentido. Es poco tiempo después que entendemos que, al decir eso, no estaba hablando desde un punto sobre emocionado y con la excitación al tope por tantos sentimientos. En verdad hablaba con objetividad.
Y podremos o no estar de acuerdo con él. Quizás para nosotros ha habido algún otro evento que ha sido más espectacular e histórico, es debatible. Pero hay algo en que todos podemos coincidir, y es que Karsten Warholm escribió su nombre en lo más alto del deporte mundial, y vaya manera que eligió para hacerlo.
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