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Lucha de gigantes

La gimnasia rítmica consiste en un evento deportivo, exclusivamente femenino, en que las atletas desarrollan diversas rutinas empleando uno o más aparatos que les permiten generar un espectáculo deportivo, así como artístico. Para poder ser una gran gimnasta rítmica es necesario dominar principios de ballet clásico, ejercicio libre que les dé bases rítmicas y estéticas; así como tener un desarrollo muscular pleno que será la base de sus elementos. A pesar que no se considera que este deporte sea originario de un país específico (así como el fútbol se creó en Inglaterra o el basquetbol en Estados Unidos), desde su reconocimiento por la Federación Internacional de Gimnasia como un deporte oficial en 1963, Rusia se ha adueñado de la disciplina.

En la modalidad individual la primer campeona all around del mundo fue Ludmila Savinkova, de la Unión Soviética. El resto ha sido historia para Rusia. Desde su aparición en Juegos Olímpicos en 1988 hasta Río de Janeiro 2016, en sólo dos ocasiones Rusia no se ha coronado con la medallas de oro. Y no solo eso, sino que desde Sydney 2000 no han dejado escapar un oro olímpico. Tokio 2020/1 no sería la excepción.

En esta ocasión, la federación rusa (Comité Olímpico Ruso en estos Juegos) fue representada por un par de competidoras, hermanas gemelas: Dina y Arina Averina, quienes iban como favoritas a llevarse los primeros lugares. Esta suposición no sólo se sustentaba en su nacionalidad, la cual, conociendo la maravillosa escuela de gimnastas formadas en Rusia, ya sería argumento válido; sino que además traían consigo una serie de logros recientes que las consolidaban como favoritas:

Dina: En el campeonato mundial de 2019, en Bakú, obtuvo el primer lugar en all around individual; tercer lugar en la prueba con aro; primer lugar en la prueba con pelota; primer lugar en la prueba de clavas y primer lugar en la prueba con listón.

Arina: En el mismo campeonato mundial obtuvo segundo lugar en el all around individual, segundo lugar en la prueba de pelota y cuarto lugar en la prueba de clavas.

Había todas las evidencias para suponer que alguna de las hermanas Averina se llevaría el oro olímpico y la otra, la plata.

Y así empezó la Gimnasia Rítmica en Tokio. La fase clasificatoria colocó a Dina en la primera posición, Arina en la segunda y a la israelí Linoy Ashram en un tercer lugar cercano, a sólo 3 puntos y 2 décimas de Dina. Para un inexperimentado y poco conocedor de la gimnasia como yo, era momento de investigar quién es Linoy.

Linoy Ashram tiene 22 años y 15 de ellos practicando la gimnasia en su país natal. Deportivamente, en este tiempo ha logrado cosechar una serie de importantes triunfos como lo son: Quinto lugar en all around individual en los Juegos Olímpicos de la juventud, en el campeonato mundial de Bakú obtuvo medalla de bronce en el all around individual, segundo lugar en la prueba con aro, tercer lugar en la prueba de pelota, segundo lugar en la prueba con clavas y segundo lugar en la prueba de listón.

La suya era una trayectoria brillante, pero honestamente no había, hasta la fase clasificatoria, pruebas de que tuviera lo necesario para pelearle la medalla a las rusas, o por lo menos, a Dina. Aún así, y a pesar de haber terminado en tercer lugar detrás de las gemelas, su desempeño y puntaje fueron suficientemente buenos como para meterse en la cabeza de todas las participantes, entrenadores y espectadores, como la gimnasta a temer.

Arina Averina abriría las 4 pruebas que conforman la final all around, y su hermana las cerraría, Linoy Ashram ocuparía el lugar 8 de las 10 participantes.

El turno de Arina en la prueba con aro. Su rutina fue pulcra, sin algún error visible y un dominio total del aro, terminando con un puntaje de 26.850. Evidentemente se colocó en primer lugar tras finalizar su rutina, pero éste se mantuvo hasta que fue el turno de Linoy.

La israelí había tenido problemas con el aro en la fase de clasificación, por tanto, ésta era una prueba determinante en su camino por las medallas.

Empezó su rutina con mucha confianza y a lo largo de ella no se le vio algún error, más bien estuvo constantemente generando reacciones de impresión, pues la complejidad era altísima. Terminó de gran manera, y besó el aro en una señal de agradecimiento al aparato por permitirle no cometer errores. El panel de jueces le dan una puntuación de 27.550, colocándola en la primera posición temporal.

Pero Dina tenía algo que decir al respecto, y realizó una rutina increíblemente estética, con movimientos fluidos, en gran armonía con el aparato. Sin embargo presentó un par de errores en la transición de un movimiento al siguiente, y la coordinación con la música, sobre todo al final, no fue adecuada. Errores que le costaron y enviaron a la segunda posición temporal, con un puntaje final de 27.200

La siguiente prueba fue con la pelota, y una vez más se vio a Arina Averina en total control de ésta, sin presentar errores y con un claro dominio sobre la pelota. Linoy respondió con una actuación impecable, de un alto grado de dificultad y libre de errores, volviéndose a colocar en la primera posición, a espera de Dina.

La gemela rusa no falló esta vez, su rutina fue precisa, con una coordinación excelente que dio como resultado una rutina bellísima. En opinión personal, fue la rutina más estética de la tres. A pesar de ello, la calificación no le alcanzó para superar a la israelí, y con una diferencia de 3.5 décimas, se mantuvo en el segundo lugar. 3.5 décimas no son representativas de algo, la competencia seguía muy igualada, y cualquier detalle sería suficiente como para quitarle el oro a una y dárselo a la otra.

Llegó el turno de la prueba con clavas. Arina se mantuvo consistente, y al ritmo de “Bella Ciao” realizó una rutina muy alegre; pero al momento de recibir su calificación de 27.400, se le podía ver claramente inconforme. No estaba de acuerdo con la visión de los jueces.

Linoy Ashram inició su rutina al ritmo de “Crazy in Love”, y con la intensidad y vertiginosidad de la canción, realizó todos los elementos. La emoción transmitida por ella resultaba contagiosa, y a pesar de presentar un grado de dificultad muy elevado, no cometió algún error que fuera perceptible para un ojo no entrenado.

Dina cerró con una presentación al ritmo de una samba contemporánea. Logró que la música coordinara con cada uno de sus movimientos. No hubo error. La gimnasia en más alto nivel se encontraba representada en el piso de Tokio 2020/1.

Lo que veíamos en la final all around de gimnasia rítmica era mucho más que atletas llevando sus capacidades al máximo para, finalmente, una sobreponerse a las otras por haber cometido menos errores en sus rutinas. Lo presentado hasta el momento era la perfección deportiva y artística de una gimnasta (o al menos lo más cercano que podemos concebir los humanos como perfección), contra la perfección de la otra. Llevar a cabo rutinas inalcanzables para el resto del mundo de una manera impecable, ya lo tienen dominado, la cuestión radica en “¿quién está realizando rutinas más perfectas? Y la respuesta a dicha pregunta siempre estará plagada de subjetividad y argumentos debatibles. Cuando los aspectos perfectibles de una rutina se reducen al mínimo, las dudas y disgustos se hacen presentes, derivados de la determinación de quienes tienen en su poder la calificación de las gimnastas.

En esta competencia no era de sorprender que, ante tan alto nivel, las apelaciones de parte de las gimnastas y sus equipos fueran constantes “yo considero más perfecta la rutina de mi gimnasta que tú”, de ahí la ambigüedad y hasta cierto punto, el encanto que siempre traerán consigo los deportes de apreciación.

Las gemelas rusas aún no lograban superar a la israelí. Con sólo una prueba por delante, Linoy encabeza el all around individual con 84.500 puntos y en segundo lugar se encontraba Dina Averina con 83.650, casi un punto de diferencia, mismo que, al menor error, falta de concentración o descuido, le valdría la medalla de oro a una y la plata a otra.

La tensión que debían estar sintiendo las gimnastas era inmensa, incluso Arina, que en este momento se encontraba ya lejos de su hermana y de Linoy, Estaba a 9 décimas de distancia de la gimnasta en la cuarta posición, Alina Harnasko.

Última rutina: El listón. Arina se colocó en el centro del piso y comenzó a realizar su rutina, pero antes de llegar a la mitad de ésta, decidió cambiar el listón que estaba usando, ocasionando que la penalizaran. Después del cambio se le vio un poco fuera de sincronización con la música, y no tan precisa en sus movimientos. Pareciera que la presión fue demasiada para ella, pues cometió errores en el último momento, que podrían valerle una medalla olímpica.

Para el momento en que Linoy iba a competir, Arina seguía en la primera posición a falta de tres participantes. El problema para ella es que las tres que faltaban eran: Linoy Ashram, Dina Averina y Alina Harnasko.

Ashram presentó una rutina muy elegante, llena de lanzamientos y pases del elemento complejos, tanto, que a la mitad no pudo atraparlo en una pasada y lo perdió, siendo obligatoriamente penalizada. A pesar de ello, logró terminar una rutina de ensueño, bien coordinada y ejecutada.

Al salir del piso se le vio abrazar a su entrenadora y romper en lágrimas, sabía que una medalla olímpica sería suya. La primera medalla de Israel en la historia de la gimnasia rítmica. La única pregunta ahora era: ¿Qué medalla sería?

Si bien fue penalizada, la dificultad de su rutina fue la más alta de toda la competencia, valiéndole 15 puntos. La suma fue de 23.30 con un total de 107.8 en toda la competencia. A pesar de haber recibido su calificación más baja de toda la final, su excelente desarrollo en los otros elementos le fue suficiente como para tener una calificación final de ensueño. Dina Averina debía obtener un puntaje mínimo de 24.15 si quería arrebatarle de las manos el oro a Ashram.

Alina Harnasko hizo un excelente trabajo en su rutina final, increíblemente artístico y estético(al igual que a lo largo de toda la competencia), y con su puntaje de 21.100 logró un total de 102.700 colocándose por encima de Arina Averina y desplazándose a la segunda posición.

Momento del final. Dina Averina sonrío con mucha confianza y se colocó al centro del piso. Optó por una rutina elegante, impresionante. No falló ni cometió algún error importante. La calificación artística y de dificultad serían las que determinarían el lugar en el podio a ocupar, pues su ejecución fue impecable.

Esperaba sentada con su entrenadora, un peluche en el brazo y la tensión en sus hombros. Todos los presentes en el gimnasio en Tokio, y junto con ellas y ellos, el mundo, se detienen por los segundos interminables en que delibera el jurado. La gigantesca y magnífica Dina Averina mantendría el oro en la historia rusa, o sería momento de que Israel escribiera su nombre en lo más alto, de la mano de una gimnasta que no paró de sorprender a todos.

¡Déjenos respirar por favor! ¡Den el resultado!

24.00 dando un total de 107.650, 1.5 décimas por debajo de la gimnasta israelí

¡Linoy Ashram es la nueva campeona olímpica!

La gimnasta israelí salta sobre su entrenadora y se derrite en un abrazo del que todos nos volvimos parte.

Ganar la medalla de oro siempre es un logro incomparable, pero haberlo hecho venciendo a competidoras tan dignas y talentosas como lo fue Dina Averina, vuelve este triunfo particularmente destacable. Linoy Ashram no queda en la historia como la medallista olímpica de Tokio 2020/1, sino que lo hace como la persona que fue capaz de vencer cualquier pronóstico de la manera más emocionante y dramática que pudo haber. Fue una historia imposible e impredecible la que ocurrió en Tokio. Una realidad ajena a la vida normal, un sueño que, estoy seguro, Linoy Ashram no se cree todavía. Al menos yo no lo hago.




Julio Rivero Borrell Conteras




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