top of page

A una lesión

Hola.

Otra vez eres tú.

Me gustaría decir que es una grata sorpresa verte de nuevo, pero ambos sabemos que estaría mintiendo. Ni siquiera puedo decir que tu aparición sea una sorpresa, pues en los últimos años has estado presente en mi vida mucho más tiempo del que me gusta aceptar. Has pasado de ser un desconocido, a una constante con la cual ya sé lidiar y a quien domino a la perfección.

Siempre llegas en el momento más inoportuno, el menos deseado. Cuando estaba dando mis mejores marcas, apareciste; el día en que era imparable y me sentía más fuerte que nunca, tocaste a mi puerta e irrumpiste sin pedir perdón o permiso. En el partido que ganamos y nos dio el pase a la final, la sonrisa no pudo asomar en mi rostro, pues lo único que asomó fuiste tú con tu presencia desagradable y mirada maliciosa.

Algunas personas han argumentado que te haces presente en quienes no toman precauciones ni se cuidan debidamente, mas tú y yo sabemos que no es cierto. No eres un oportunista que llega cuando el otro falla, o al menos, no siempre lo eres. Te gusta lastimar al que se esfuerza y resignar al optimista.

Eres el destructor de sueños estructurados, los cuales llevan creando sus cimientos desde hace años. hasta que, de pronto, llegas y detienes la construcción e incluso, en algunos casos, la clausuras de manera definitiva. Eres el motivo por el que no hemos sido capaces de presenciar a grandes atletas desempeñarse al máximo de sus capacidades, cuando parecía que nada los podría detener.

En resumen, me caes mal.

Pero no te odio. Pues, por más difícil que parezca, no has podido conmigo. Aquí sigo y no te tengo miedo. Decidiste meterte con la persona equivocada, pues soy deportista. Esto significa que estoy acostumbrado al dolor como forma de vida, y elemento que acompaña las mayores satisfacciones. Como deportista sé que los momentos bajos, así como aquellos en que te haces presente, son parte de la vida, y por ello los tengo que aprender a sobrellevar. Es por eso que he aprendido mucho de ti.

Gracias a tu existencia he aprendido a ser más fuerte, y no sólo mentalmente; soy más fuerte porque así evito que aparezcas, y eso me hace mejor.

Por ti he desarrollado una flexibilidad que no imaginé podría tener. La prevención a tu aparición es mi motivación diaria para mejorar .

Debido a que merodeas siempre el medio por el que me muevo es que estoy en un estado constante de prevención que me obliga a poner atención detallada a todo lo que hago y, sobre todo, a cómo lo hago. Y cuando dejas de merodear y simplemente te colocas conmigo, me has enseñado a ignorarte, y sólo enfocar mi atención en todo aquello que debo hacer para alejarte de mí.

Eres el impulsor de mi resiliencia y lección obligatoria a aprender. En ti he depositado mis lágrimas y ofensas, pero por ti he estado en mis mejores momentos. Tus salidas siempre han motivado mis logros, y tus presencias alimentan los más grandes anhelos.

Eres cruel y no conoces la misericordia; eres imprudente y no respetas los horarios. Eres mi enemiga. Pero no te odio. Gracias a ti soy mejor en todos los sentidos. Pues aunque has querido llegar y tirarme, hoy es mi turno de burlarme de ti, darte dos bofetadas y hacerte saber que vendrás cuanto se te antoje, pero conmigo no vas a acabar. Soy más fuerte, resistente y perseverante que tú. Soy un deportista, Está en mi naturaleza superar obstáculos. Soy quien nunca pensé que podría ser, y eso, por más difícil que sea de creer, es gracias a ti.

Un deportista

41 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Alí

bottom of page