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Olimpismo en la era moderna

Los fanáticos deportivos estamos acostumbrados a ver cientos de competencias deportivas a lo largo del año; desde juegos de NBA o WNBA, Champions League, partidos de la NFL, el Grand Slam, las competencias mundiales de atletismo, natación o gimnasia y las justas veraniegas regionales de futbol. Sin embargo, los Juegos Olímpicos traen consigo un interés diferente y la excitación que generan van más allá de un amor al deporte.


Esto será, tal vez, por el hecho de que existe la posibilidad de ver 28 deportes diferentes con cerca de 40 disciplinas y aproximadamente 300 competiciones en el lapso de un mes. Tal vez por el hecho de que uno puede observar a atletas con el más alto nivel de preparación física y mental, dejarlo todo en lo que suelen ser segundos o minutos de competencia, después de haberse estado preparando para ese momento por más de 4 años. No lo sé. Lo cierto es que estas justas involucran algo más allá de solo ver deportistas y, de cierta manera, aspirar a ser como ellos o desear tener un porcentaje de la capacidad que ellos tienen para practicar un deporte.


Los Juegos Olímpicos se caracterizan no únicamente por ser competencias del más alto nivel, sino por estar rodeados de un sentimiento que va más allá del lema de Citius – Altius – Fortius (más rápido, más alto, más fuerte). Es un sentimiento que involucra unidad, reconocimiento, trabajo, esfuerzo, competencia individual – sobre este punto es importante mencionar que los atletas compiten por sí mismos, no directamente representando a un Estado – pero, sobre todo, olimpismo.


El Olimpismo es una filosofía de la vida, que exalta y combina en un conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la formación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales. El objetivo del Olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana.[1]


El olimpismo es una suma de fair play, solidaridad, espíritu deportivo y amor y respeto por el deporte que resulta difícil explicar con simples palabras. Por esto mismo, comparto aquí algunos de los momentos más importantes de la historia olímpica que ejemplifican lo que es el olimpismo y nos dejan en claro qué es lo que tiene esta competencia que la hace diferente al resto de las justas deportivas que vemos periódicamente.

Medalla de la Amistad Eterna, 1936

Shuhei Nishida y Sueo Oe, dos atletas japoneses de salto con garrocha decidieron cortar a la mitad sus medallas de segundo y tercer lugar con la finalidad de soldarlas juntas.

A pesar de haber obtenido las mismas marcas, por decisión subjetiva de los jueces, a Nishida se le otorgó la medalla de plata y Oe se llevó la de bronce.


La decisión no le pareció correcta a ninguno de los atletas, así que ambos acordaron hacer una medalla única que representara lo que habían logrado.




Lutz Long and Jesse Owens, 1936

Durante muchos años, Jesse Owens fue considerado como uno de los mejores atletas estadounidenses dentro y fuera de la pista. Esto se debió no solo a ser uno de los pocos atletas no alemanes – y, más importante, de color – a los que A. Hitler saludó de mano, sino a las marcas impuestas en diferentes diciplinas del Atletismo y a las cuatro medallas de oro ganadas en los JJOO de 1936.


Sin embargo, la medalla de oro en la prueba de salto de longitud no hubiera sido posible sin la ayuda de su contrincante, Lutz Long.


Tras haber cometido falta en sus dos primeros intentos de salto por haber pisado la línea límite, Lutz Long se acercó con Owns para sugerirle colocar una toalla enrollada centímetros antes de la línea. Esto le permitiría tener mayor visibilidad de dónde estaba la línea y sabría así donde brincar.

Owens lo hizo así y en su tercer intento de salto, dio la marca que le permitió obtener el primer lugar.


Owens lo hizo así y en su tercer intento de salto, dio la marca que le permitió obtener el primer lugar.



Lawrence Lemieux, 1988

Durante la competencia de vela en Seúl, Lawrence Lemieux se encontraba a tan solo algunos metros del primer lugar. Estaba casi asegurado que el canadiense conseguiría el segundo puesto cuando, de manera intempestiva, decidió dar la vuelta y salir de la carrera.


¿Qué sucedió? Debido a las condiciones climatológicas, el mar se encontraba muy ‘picado’ y era difícil maniobrar con el bote de vela a tan alta velocidad. Esto provocó que Joseph Chan y Shaw Her Siew perdieran por completo el control de su bote y resultaran heridos mientras el mismo se encontraba volteado.


Al notar esto, Lemieux decidió ir en su ayuda, olvidándose por completo de la carrera hasta asegurar que ambos competidores estuvieran a salvo en el bote de rescate. Una vez habiendo hecho esto, Lemieux regresó a la carrera quedando en los últimos lugares y estableciendo que una medalla no es más importante que la integridad de los deportistas.



Dara Torres, 2008

Momentos antes de que se celebrara la eliminatoria de natación de los 50m libres femenil, la nadadora sueca, Therese Alshammar, sufrió un percance con su traje de baño, lo que obligó a los jueces a solicitarle que regresara a los vestidores para cambiárselo.


Sin embargo, mientras Alshammar se encontraba aún en vestidores, los jueces decidieron que empezarían la prueba para no retrasar así el programa del día. Esto provocó que la nadadora estadounidense, Dara Torres, solicitara a los jueces el aplazamiento del inicio de la prueba y que convenciera al resto de las nadadoras a no empezar sin que Alshammar estuviera de regreso.



Justin Wadswort, 2014

Durante las semifinales masculinas de Esquí de Fondo en los Juegos de Invierno de Sochi, el ski del atleta ruso, Anton Gafarov, sufrió un daño severo que impedía que Gafarov tuviera la movilidad necesaria para avanzar.


Al ver esto, Justin Wadswort, entrenador en jefe del ya descalificado equipo canadiense, decidió tomar uno de los ski de uno de sus atletas para entrar y cambiárselo a Garafarov para que pudiera acabar la carrera.



Hong un- Jong, 2016

No es secreto que Corea del Norte ha estado en una disputa a nivel mundial durante los últimos años. Si bien este país decidió adoptar una política de diplomacia deportiva con la finalidad de que sus atletas pudieran participar en diferentes justas internacionales, la tensión internacional, y especialmente la tensión son Corea del Sur, sigue presente.

Por eso mismo, un evento que marcó la historia del olimpismo fue lo que sucedió en los pasados Juegos Olímpicos cuando las gimnastas Hon un – Jong y Lee Eun – ju, de Corea del Norte y de Corea del Sur respectivamente, decidieron tomarse una “selfie” tras acabar una competencia.


La selfie pasa a la historia como el momento en que dos atletas establecen que, a pesar de los conflictos nacionales, el deporte solo es uno y la pasión es lo que nos mueve a todos.



Abby D’Agostino and Nikki Hamblin, 2016

Finalmente, durante los Juegos Olímpicos de Rio 2016, en la prueba de 5000m planos femenil, presenciamos uno de los momentos que han ejemplificado lo que es el olimpismo.

Mientras las corredoras iban compactadas en la segunda curva, la atleta neozelandesa, Nikki Hamblin cae al suelo tras haber perdido el equilibrio. Esto provoca que Abby D’Agostino, quien corría detrás de ella, tropiece con los pies de Hamblin y, tras provocarse un esguince en el tobillo, caiga al suelo.


Tras la caída, Hamblin rápidamente consigue ponerse de pie pero, en lugar de apresurar su paso para alcanzar al grupo, decide quedarse en el sitio para ayudar a la atleta norteamericana a pararse y acabar juntas la carrera.










[1] Carta Olímpica, p.11

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