Estamos demasiado acostumbrados a ver a nuestro vecino norteamericano teniendo representación en podios olímpicos y mundialistas y, generalmente, finalizando en los primeros lugares del medallero. Sus atletas suelen ser considerados dentro del grupo a contendientes por los primeros lugares de toda competencia y, en diversas ocasiones, han resultado ser los protagonistas de las mismas. Internacionalmente estamos acostumbrados a seguir de cerca no solo lo que sucede en las Ligas Mayores (MLB, NFL, NHL y NBA) sino también en algunas ligas femeniles o bien, lo que sucede en concreto con atletas, nadadores o gimnastas.
Esto se debe, más que por el seguimiento que dan medios de comunicación nacionales e internacionales, por el hecho que los atletas estadounidenses suelen tener niveles de talento superiores a los que estamos acostumbrados a ver nacionalmente. Sin embargo, ese talento no es sobrehumano ni extraordinario. Es consecuencia de cientos de horas de entrenamiento y preparación, así como del apoyo que brinda una estructura deportiva formal a nivel nacional.
Al comenzar el análisis de la estructura deportiva en Estados Unidos, debemos partir de la premisa inicial que, en este país, a nivel federal se carece una administración pública que ordene y tutele globalmente el fenómeno deportivo, y tampoco se cuenta con un cuerpo legisl
ativo que haga exclusiva referencia al deporte.
En EEUU es de asunción genera la idea de que el deporte profesional debe estar basado en la naturaleza privada de su organización, para ser así una actividad económica rentable en el mercado. En este sistema se ve al deporte como una forma de actividad humana que se ha convertido en un negocio lucrativo, convirtiendo su actuación en objeto de gobernabilidad de todo el sistema legal y no de una rama deportiva en concreto. En consecuencia, se ha mencionado que, en caso de que el poder legislativo se involucrara de manera directa en su regulación, se estaría afectando el principio nacional de libre mercado.
Otro aspecto que caracteriza la estructura del deporte estadounidense, es que la presencia de las federaciones internacionales se encuentra relegada a segundo término en la mayoría de los deportes. En Estados Unidos la organización, estructura y fomento de la actividad deportiva, deriva propiamente de las ligas profesionales y de las instituciones de educación superior (Universidades) alrededor del país. Únicamente hay intervención por parte de las federaciones internacionales o sometimiento ante la regulación de éstas al hablar de competencias internacionales. Asimismo, es muy común encontrar un gran número de clubes y ligas que organizan sus propias competiciones de manera independiente.
Desde que un niño o niña decide que quiere practicar algún deporte que su escuela ofrece en una amplia variedad, entra al sistema deportivo estadounidense. Esto se debe a que, en su mayoría, los programas deportivos ofertados en las escuelas están inscritos a la correspondiente liga local y a la asociación estatal. Esto es, la institución a la que se representa participa únicamente en las ligas aprobadas por las autoridades locales y federales correspondientes. Además, el desarrollo deportivo mantiene una estructura que va de acuerdo con la edad y, por lo tanto, genera que se tenga establecido el nivel que deben de mostrar los atletas en cada año escolar, así como el de los mismos entrenadores.
Una manera de ejemplificar esto es lo que vemos con el basquetbol en las secundarias y preparatorias. Éstas tienen que formar parte de las asociaciones estatales y a su vez, en la National Federation of State High School Associations (NFSHSA). La NFSHSA regula todas las competiciones de este nivel y brinda una estructura formal al desarrollo del basquetbol de categorías juveniles en el país.
Es decir, cada institución deportiva tiene que seguir reglas y manuales establecidos por las asociaciones respecto a la enseñanza hacia los atletas respecto a qué es lo que deben aprender y cuál es el nivel correcto en el que deben de estar según la edad de los deportistas. Es un sistema que no permite el que en una escuela se enseñe A y en otra B, o que éstas jueguen en ligas diferentes. En caso de no seguir estas regulaciones, las instituciones no reciben dinero por parte de las asociaciones y, por lo tanto, no pueden sostener sus programas.
Adicionalmente, en el sector amateur, las Universidades tienen la hegemonía de control, regulación y organización deportiva al formar parte de la National Collegiate Athletic Association (NCAA). Dicha asociación tiene influencia en todo el país, monopolizando así la práctica del deporte amateur en casi todas las disciplinas deportivas y generando un gran interés mediático que lleva como consecuencia la generación de ingresos para la liga y para las universidades, siendo así una liga comercializada que invierte muchos recursos en el desarrollo deportivo de todos sus atletas.
El éxito de los deportistas no surge únicamente por cuestiones genéticas o de suerte, sino que está respaldado por una estructura formal que se ha venido desarrollando desde hace muchos años, y que diversos países quisieran adoptar. El éxito deportivo no surge inesperadamente. Se necesita de una gran preparación, disciplina, entrega, sacrificios y, sí, en ocasiones algo de suerte. Sin embargo, constantemente dejamos de ver o de darle importancia a toda la estructura que se encuentra detrás del hecho de poder alcanzar un podio, que va más allá del equipo de trabajo o del apoyo familiar. Pasamos por alto el respaldo directo e indirecto que se recibe o no por parte de patrocinadores, institutos, gobiernos, escuelas, universidades y academias y que, sin duda, son un elemento esencial para lograr el éxito.
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