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Foto del escritorJulio Rivero

Prost vs Senna

Actualizado: 13 jun 2020

Las grandes rivalidades son el equivalente a comer postre, no es necesario para el deporte, pero vaya que lo convierte más rico e interesante. En la historia ha habido cientos de ellas: Messi vs Cristiano, Pacquiao vs Mayweather, Sampras vs Agassi, Bolt vs Gatlin, Federer vs Nadal, Ali vs cualquier oponente que tuviera, Guardiola vs Mourinho, Brasil vs Argentina(en cualquier deporte), Mcenroe vs Bjorn; por un breve período Hunt vs Lauda, etc. Estas competencias se vuelven globales, es decir, que están compuestas de muchos aspectos: desde el ámbito concerniente al desempeño atlético, al superarse a sí mismos para poder vencer al contrincante, como todo la habladuría y periodismo que surge a partir de ellas. En ocasiones se vuelve más relevante qué está pasando entre los personajes fuera de las competencias, que lo que ocurre en las canchas. Estos enfrentamientos generalmente se dan entre opuestos, aunque, en algunas ocasiones, puede que ocurran entre compañeros del mismo escudo.

La Fórmula 1 es una rama del automovilismo que consiste en un conjunto de escuderías (equipos) cada uno compuesto por un grupo de personas especialistas en diversas áreas, que se encargan de lograr que los autos que construyen sean los más rápidos y cumplan con todas las regulaciones. Cada escudería cuenta con dos representantes encargados de pilotear un auto cada uno(en la actualidad, antes podía haber hasta cuatro pilotos por escudería). Éste es un deporte que implica mucho conocimiento teórico y estratégico, entre otras cuestiones, porque se disputan dos campeonatos al mismo tiempo: El campeonato entre pilotos y el campeonato de constructores, que es el equivalente al campeonato entre escuderías. Esto puede causar conflictos de interés a la hora de llevar a cabo las carreras, pues dependiendo de qué sea lo que busca la escudería es que pueden diseñar una estrategia beneficiando a uno u otro piloto. O en dado caso de que ambos se encuentren en posiciones seguidas, probablemente lo mejor sea que el piloto de atrás no force el rebase a su coequipero, pues puede ser considerado como un desgaste innecesario. El campeonato de constructores es, en muchas formas, la prioridad para las escuderías, sin embargo, a la hora de hablar de los pilotos, difícilmente habrá uno que prefiera el triunfo de la escudería antes que el propio. Les digo, conflictos de interés. A pesar de ello, los pilotos normalmente tienen los mismos objetivos y sus estrategias, si todo sale bien, resultan efectivas. Pero el 24 de abril de 1989, Ayrton Senna y Alain Prost no estaban en el mismo canal.

Estos pilotos eran ambos de la escudería Mclaren y llevaban un año trabajando juntos, tiempo en que Prost se dio cuenta lo competitivo que Senna era y cómo buscaba el triunfo a cualquier costo. A pesar de ello, se podría decir que no había grandes conflictos, sólo desacuerdos que causaban que la tensión entre ellos fuera incrementando. El problema real surgió en abril del 89, durante el Gran Premio de Imola. Para esta carrera la escudería había acordado que el piloto que llegara en primer lugar a la curva inicial, sería quien se quedaría con la victoria, o al menos, quien pelearía el resto de la carrera por mantener el primer puesto. Cabe mencionar que en estos momentos, Mclaren contaba con uno de los mejores automóviles de la Fórmula 1, al igual que con los dos mejores pilotos, así es que el primer y segundo lugar, en la mayoría de las ocasiones, estaba asegurado, la cuestión era ¿Sería de Prost o de Senna?

Se dio el banderazo de salida, y el primero en llegar a la curva fue el brasileño Senna, pero poco después surgió un accidente con el automóvil de Berger, de Ferrari, el cual obligó a la carrera a ser reiniciada. En esta ocasión el francés Prost fue quien llegó primero a la curva inicial, pero en ese momento Senna leyó las letras pequeñas y decidió pelear por la primera posición, rompiendo el pacto que se tenía inicialmente. A esto Senna argumentó que la primera salida fue la que contó, y por lo tanto él tenía el derecho legítimo de la primera posición, por ello fue correcto, a sus ojos, que fuera a luchar por la primera posición, incluso si la pelea fuera contra su coequipero.

La acción en sí podía no afectar mucho, un duelo más en una carrera. Lo que de verdad importó fue que esta decisión marcó para siempre la relación con su compañero. A partir de la carrera en Imola, las tensiones se incrementaron entre ellos, y su relación pasó de ser una enemistad, a una rivalidad.

Dentro del mismo equipo los compañeros no querían compartirse información sobre los autos, misma que es necesaria para hacer mejoras y elevar su nivel. Berrinches y conflictos equivalentes a los que se viven en escuelas de primaria empezaron a crecer cada vez más en Mclaren. Éstos llegaron a uno de varios clímax que tendrían en un futuro cuando, en Susuka, carrera que podía definir el campeonato a favor de Prost pero no lo hizo debido a que el ganador había sido el brasileño, la victoria le fue arrebatada de las manos a Senna por parte de las autoridades, quienes lo sancionaron debido a un altercado que tuvo con su compañero durante la carrera, mismo que hizo que el francés no tuviera oportunidad de seguir en la competencia. Tras esta carrera, el campeonato le fue asignado a Alain Prost, quien, a pesar de ello, decidió dejar a Mclaren para irse a Ferrari, escudería donde no tendría que lidiar con Senna.

Las tensiones entre ellos no cesaron a pesar que se encontraran en escuderías diferentes, al contrario, ahora el conflicto estaba justificado, y cada carrera crecía el nervio en la gente por ver qué ocurriría entre esos dos archienemigos.

En este conflicto había un claro ganador, y no era ninguno de los involucrados, sino que fue la Fórmula 1 quien se vio más beneficiada. Esta rivalidad traía el más alto nivel de competencia carrera a carrera. Fue la causa principal de un alza constante en espectadores de los circuitos, ya fuera por morbo o por genuino interés, las personas interesadas en las carreras, cada día eran más. A partir de los conflictos entre estos dos, la Fórmula 1 cobró mucho mayor importancia en el ámbito deportivo internacional. Un pleito de niños hizo por el automovilismo un bien mucho mayor al que pudieran haber imaginado.

La sed de sangre por parte de los espectadores y los medios llevó a que este conflicto, grande e importante de por sí, se convirtiera en algo inmenso. La palabra tiene la cualidad de multiplicar el tamaño de la realidad a conveniencia. Esto, tarde o temprano llegó a agotar a los participantes de la novela. En una entrevista a Senna un reportero le preguntó: ” ¿Quién es el piloto contra el que más te ha gustado competir en el pasado o en el presente?” A lo que él respondió: “Tendría que volver a los años 78, 79 y 80, cuando piloteaba karts. Llegué a Europa por primera vez para competir fuera de Brasil y mi compañero de equipo, se llamaba Fullerton, tenía mucha experiencia. Disfrutaba muchísimo conduciendo con él porque era rápido, era constante; un piloto muy completo. Era pura conducción, pura carrera; no había nada de política ni dinero de por medio, era correr de verdad y tengo muy buen recuerdo de eso.” El pleito no era algo que pareciera disfrutar el brasileño, probablemente lo hizo mejor corredor, pero no necesariamente uno más feliz.

El conflicto entre Prost y Senna no cesó al pasar del tiempo, lo único que fue capaz de detenerlo fue el retiro del francés del automovilismo al finalizar el campeonato de 1993, en el Gran Premio de Australia. Esta carrera fue ganada por Ayrton Senna, quien, estando en el primer lugar del podio, le ofreció una mano a su rival, de tal manera que éste se subiera a la primera posición y disfrutará desde ahí la vista de su última carrera.

Este gesto habla más que cualquier otra declaración que se pudo haber hecho al respecto de su rivalidad. Por más que se pudiera especular sobre un posible odio entre estos dos, al compartir el podio, Senna dio a entender a todo el mundo que su rivalidad era simplemente a nivel deportivo,, y en el momento en que las competencias entre ellos terminaron, el brasileño no tendría motivo para seguir en esta batalla, que, a sus ojos, ahora ya no tendría sentido ni justificación.

Durante las prácticas del circuito de Imola en 1994( Gran Premio al que asistió Alain Prost para hablar con Senna sobre temas de seguridad), a través del radio del vehículo Senna dijo: "Un saludo especial para mi querido amigo Alain. Te echo en falta Alain". Senna sabía que no hay algo mejor para aumentar la motivación y el nivel de uno, que una gran competencia, y al ésta ya no estar presente, era natural que el piloto extrañara a su rival.

La muerte del brasileño un par de días después, durante el Gran Premio de Imola, fue el punto final de la rivalidad que empezaba a convertirse en amistad por parte de estos dos titanes del automovilismo. Tras el terrible incidente, Prost dejó todo en claro, poniendo punto final a cualquier especulación sobre una enemistad que pudiera continuar entre ellos dos, al decir "Creo que con el tiempo quizás podríamos haber llegado a ser amigos. Una vez ya no éramos rivales, todo cambió."

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